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IX Festival de Biodanza

Más de una década construyendo día a día un proyecto biocéntrico.

50 hombres y mujeres cogidos de las manos aprendiendo cada día el significado de lo grupal, de lo colectivo.
Rolando Toro creador de la Biodanza tuvo un sueño y nosotr@s le estamos dando forma desde la acción.
Somos pioneros en el mundo como asociación en la que trabajamos desde la comunicación asertiva, desde las soluciones que parten de comisiones de trabajo, sin una estructura piramidal.
Todo esto lo hacemos para evolucionar no sólo como grupo sino también como facilitadores de Biodanza y poder aportar coherencia en nuestro pensar, sentir y actuar.
Y nos sentimos muy orgullosos del camino recorrido.
Y lo que nos queda…….🙏

La afectividad como eje principal de la Vida

«El estudio de la estructura afectiva constituye, a mi modo de ver, la más urgente y necesaria investigación actual en nuestra sociedad, cuya patología afectiva es ostensible.
La Afectividad es la columna vertebral de la Biodanza.
La Afectividad es expresión de Identidad.
La Afectividad es un estado evolutivo superior que no va necesariamente unido a la sensibilidad ni a la inteligencia.
La Afectividad modifica profundamente la percepción.
La Afectividad es la Inteligencia Biocósmica.
La memoria es selectiva. En la organización de los recuerdos interviene fuertemente la afectividad.
La ternura es la cualidad de una presencia, que concede presencia.
Todos tenemos las mismas claves, que son las claves del corazón.
Sensibilidad no es afectividad.
La integración afectiva está en este momento en crisis planetaria».
Rolando Toro Araneda

Biodanza, cuando la tormenta pase….

Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.

Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre
era Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.

Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.

Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos vuelvas mejores,
como nos habías soñado.

Alexis Valdés
Esperanza
2020

Biodanza ahora más que siempre

En la Comunidad Valencia, Biodanza está, en este momento, con toda su fuerza. Los 38 profesionales facilitadores de Biodanza que conformamos la Asociación Biodanza Valencia no hemos parado de juntarnos estos meses, de la manera que se nos ha permitido, para seguir creando espacios de salud y bienestar.
La Biodanza es una pedagogía de vida que te proporciona ecofactores positivos que te ayudan a vivir plenamente, a conocerte y a darte cuenta de que eres parte de una tribu llamada humanidad.
Es verdad que tenemos un montón de requisitos legales en este momento pero la Biodanza está más presente que nunca pues ahora hace mucha falta. Las personas necesitan volver a entender la vida, sentirse cuidadas, necesitan fuerza para sus quehaceres semanales, tienen necesidad de expresar sus sentimientos muchas veces encontrados, anhelan «encontrar un espacio que sea como su casa». Biodanza es un gran hogar. La reparentalización sigue ocurriendo con muchas nuevas formas. El cuidado se ha hecho mucho más grande. La ternura también y las risas y la recuperación del niño y niña que se atreven a jugar. Utilizamos la creatividad, el dibujo, la arcilla, la escritura, la voz. Nos servimos de la naturaleza y abrazamos árboles o sentimos la tierra bajo nuestros pies.
En Biodanza, seguimos tocando con nuestras danzas las estrellas. Nos autocuidamos y autoescuchamos dándonos nuestro lugar en el mundo desde lo afectivo tomando nuestra dignidad y atreviéndonos a danzar la VIDA. Nos empoderamos tomando cada momento como viene en esa conexión con el presente descansamos del estrés de la mente encontrando paz en el día a día.
Te invitamos a unirte a este movimiento de escucha interna…

Palabras compartidas

El cuidado es esencial siempre, y en estos momentos en los que la vulnerabilidad y la necesidad de contacto se hacen más patentes, aún más.

Los facilitadores y facilitadoras de la Asociación de Biodanza de Valencia, estamos en permanente comunicación, generando espacios de reflexión donde todas nuestras voces puedan ser compartidas y escuchadas, desde el respeto por la diversidad y la intención amorosa.

Queremos compartiros este texto que escribieron dos compañeras de la Asociación, que es un regalo en forma de palabras, y que nos invita al cuidado amoroso y nos recuerda que los seres humanos somos interdependientes, nos necesitamos y, al mismo tiempo, tenemos el privilegio de compartirnos y abrir nuestro corazón para que sea recibido con contención amorosa.

Que lo disfrutéis.

 

«Necesito ser amada y ser vista por tí.
En algunas fases de mi vida eso ha sido esencial.
En otras menos.
Y en otras casi nada. Pero lo cierto es que estoy llena de fisuras. Que se resquebrajan con el simple soplo de un aliento.
Me reviso, me analizo y me hago responsable de lo que me pasa, y aún así necesito tu mano amiga.
Porque me hace bien y me da calor.
Y si, desde mi vulnerabilidad paradójicamente se hace presente mi parte más salvaje, permitiéndome no ser políticamente correcta.
Asumo riesgos.
Y me doy el permiso a equivocarme.
Podría anestesiarme, disociarme, huir.
Pero lo que más me nace es ser auténtica.
Y sabes…..una sóla frase tuya podría destruirme. Cuando es personal y no invita al acercamiento. Esa es mi fragilidad.
Y la asumo.
Por ello abogo por el cuidado.
Por el reconocimiento de saber que tomo mi sombra, la integró y la acuno y aún así te necesito. Porque me haces bien.
Porque de ti aprendo.
Necesito tu calor.
Y tus risas.
Necesito tu abrazo. Necesito tu mirada que califica.
Porque me hace bien y llena mi corazón y me ayuda a atravesar cualquier tsunami que seguro llegará.
Por favor cuando me equivoque ponme enfrente tuya y cántame la canción de mi nacimiento.
Entonces abriré mi corazón y podré escucharte.
Honrarme cuando no sea como tu quieres.
Confía en mí aunque te parezca insensible.
No se vivir sin ti.
O no puedo.
O no quiero.
O quizás podría pero la vida sin ti no sería tan hermosa.»

Gracias

Biodanza en cuarentena

En este tiempo de cuarentena en que estamos privados del contacto, desde la Asociación Biodanza de Valencia queremos haceros llegar un “cálido abrazo” esta vez en forma de palabras.

Aprovechemos este parón para reinventarnos, para saber cómo queremos vivir, con quien y de qué manera. Para disfrutar de la familia. Del silencio y el relax. Para tomar tiempo para tantas cosas que tenemos dejadas de lado en nuestros hogares. Queremos invitaros también a revalorizar los vínculos y el contacto afectivo.

Esperamos reanudar pronto nuestra actividad. Entre todos estamos creando un puzle de colaboración, cuidado y transformación de nuestros valores a través de acciones asertivas, solidarias y amorosas.

Nuestro deseo es que la solidaridad sea la protagonista de este momento.

Seguimos en contacto por las redes, agradeciendo a la tecnología la posibilidad de ofrecernos esta conexión y mantenernos un poco más cerquita.

Con todo nuestro cariño

Asociación Biodanza Valencia

 

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El poder del contacto – Rolando Toro Araneda

El creador de la Biodanza explica cómo la cultura nos enferma de miedo y fobia social, y sostiene que la evolución es hacia un ser humano con mayor capacidad de amar.

“Todo el mundo habla de que le gustaría amar y ser amado, de que le gustaría vivir en paz y seguridad. Pero, vivimos en una cultura que olvidamos cómo relacionarnos desde la ternura y ser profundamente afectivos, no sólo hacia una persona determinada, sino que hacia todas las que nos rodean. Sea en el trabajo, entre los amigos o en la familia. Sucede que las personas son descartables, son usadas y no existe dentro de la escala de vínculos una altura de las relaciones, una poética de la reunión”, dice Rolando Toro, el creador de la Biodanza, y sigue: “En nuestro mundo se han lanzado bombas atómicas, sucedió el holocausto y las guerras continúan, el odio, la competitividad, la violencia urbana, intrafamiliar e intraescolar, el terrorismo. La destrucción del medio ambiente es un escándalo intelectual, económico y contra la vida. En la guerra, millones de niños son lanzados a morir y a matar. Es una de las enfermedades más grandes inimaginables. En ese sentido, la psiquiatría ha errado en su clasificaciónn de las enfermedades, porque supone que las más graves son la esquizofrenia, la paranoia o la depresión. Pero un loco, delirando que es Napoleón o elegido de Cristo, no le hace mal a nadie. En cambio, los que organizan invasiones, los que construyen las armas, los que usan mecanismos económicos que empobrecen a los más pobres… ¡Esos son los más enfermos! Hablo de dictadores, asesinos de pueblos que son la decadencia más absoluta. Llevamos más de cien años de psicoterapia y el mundo sigue peor, porque el mundo está gobernado por un imperio de los psicópatas. ¡Grandes líderes mundiales gravemente enfermos! La raíz del mal está en la disociación de inteligencia y afectividad. La inteligencia debería usarse para que el mundo fuera maravilloso y estuviéramos todos más felices; para el amor y la creación”.

-¿Y cuándo está la inteligencia al servicio del amor?
-Cuando tenemos experiencias de afecto, de respeto, de camaradería. Toda persona en lo profundo desea contacto: está ansiosa de amor, innovación, alegría de vivir. Pero se tiene que modificar su mentalidad a través de la educación biocéntrica.
Yo propongo no sólo un discurso, sino una metodología: la Biodanza. Hay que practicar vivencias de encuentro, admitiendo al otro tal como es, permitiendo que nos toque en lo profundo. Reconociendo que merecemos ser acunados, que nos abracen, o permitirnos llorar, reír, celebrar. Porque toda existencia humana se organiza en torno al amor, como conciencia de estar vivo y ser significativo para alguien.

-¿Uno se sana con el otro?
-No hay salud solitaria. Tampoco hay enfermedad solitaria, porque los seres humanos, esencialmente, no somos solos. Se habló mucho de la alteridad y la mismidad como opuestos, pero hoy se entiende que la alteridad está dentro de la mismidad. No es “tú eres tú” y “yo soy yo, guarde la distancia”. Es “yo soy tú”. Toda nuestra relación con el universo es, primero que nada, una relación con las personas.

-¿Y por qué existe la fobia social?
-Porque estamos en una cultura paranoide. Nos sentimos amenazados por el otro. Le tememos, porque tenemos registros de traición, deslealtad, agresión. Entonces, la persona tiene que ocultarse para establecer vínculos. Lo que falta en el mundo es ternura. Hay que desplegar nuevas formas de aproximación y contacto, así como el regreso a lo primordial, a la naturaleza y al amor. Sin empatía, somos fantasmas que no tienen acceso al misterio de los vínculos humanos.

-¿Habría seres humanos de distinta categoría?
-Si, pero esto no quiere decir que sea un nuevo racista. No queremos al súper hombre, queremos al súper humano con conciencia ética, capacidad de amar, crear, evolucionar hacia la grandeza y lo sagrado con lucidez, intensidad, armonía. Cada persona, de acuerdo a su biografía, tiene distintas capacidades de vincularse. Hay quienes gozan con hacer el daño, son los psicópatas. Entre ellos, hay grandes jefes de pueblos. Luego vienen los autistas que no se vinculan con las personas, sino que con los objetos. Después están los sociofóbicos que detestan estar con gente. Siguiendo, están los que utilizan a las personas, que son los individualistas. Interactúan con las personas para obtener beneficio. En un escalón superior, están quienes desarrollan su identidad en compañía con otro. Esa capacidad es maravillosa. Porque su identidad se despierta y activa sólo en presencia de otro. Las terapias solistas son tranquilizadoras pero no hay crecimiento. Después vienen aquellos seres empáticos o que pueden ponerse en el lugar del otro. En un nivel superior, está la capacidad de conectarse con lo sagrado propio y lo sagrado del otro y estar en una comunión.

-¿Y cómo aprender a ser súper humanos?
-Con música, danza y caricias podemos descubrir un mundo diferente, donde nuestros sueños serán posibles, de belleza creándose a sí misma en el corazón de cada cual. Con el genio de sentirnos plenamente vivos. Las personas tienen que aprender a comunicarse, a abrazarse, a mirarse a los ojos, a hacer rondas, a celebrar. Tienen que aprender eso antes que el presente del subjuntivo, la fecha de Napoleón o las tablas de multiplicar. En educación, hay que transformar la metodología y los contenidos programáticos. No veo otra solución que cambiar la educación. Porque sino, no hay ninguna esperanza de supervivencia de la especie. Hay que transformar mecanismos psíquicos: creencias, actitudes, valores.

-¿Cómo nació la Biodanza?
-La gente dice que yo inventé la biodanza, pero en verdad la descubrí. Trabajando en antropología médica en la Escuela de Medicina, entre mis tareas, tenía que estudiar el mundo de los enfermos mentales. Entonces vi que a los pacientes le habían quitado todo: su libertad, su capacidad para relacionarse, para tener amores, sexo, para trabajar, para crear. Es decir, los habían enterrado en vida. Y pensé hacer una fiesta para esta gente tan triste. Y organicé el evento invitando a los familiares, estudiantes de medicina, enfermeras, paramédicos, algunos médicos y, por supuesto, los propios pacientes. Al entrar, ya vi un cambio: arregladitos, peinaditos, muy correctos, como si fueran normales, porque era una reunión social. Entonces, empecé a poner músicas, invitando a la danza y descubrí que algunas músicas eran mucho mejores que otras para producir cambios. Disminuyeron los delirios y las alucinaciones, noté un aumento de la comunicación y mayor gentileza entre ellos. Entonces, empecé a seleccionar músicas que hacían bien a los enfermos y descubrí otras que les hacían mal, como las músicas tranquilizadoras que producían un efecto regresivo, que invitaban a la psicosis. Así comencé a hacer un modelo teórico. Y tuve muy buena recepción en el psiquiátrico donde todos vimos el milagro que se producía.

Enfermedades de la civilización
“El ser humano nació con miedo. Pero su evolución justamente consiste en aumentar su percepción y conciencia. Hay que dar amor, dar amor y dar amor. Y ahí te viene el amor de vuelta. Si tú estás esperando que te amen y no das amor, no pasa nada. Lo primero es aprender a vivir. El lenguaje de los gestos es arcaico. Es un conjunto evanescente de matrices arquetípicas. La sonrisa, por ejemplo, es el más antiguo reflejo psicosocial. Aparecen en el niño alrededor de los tres meses de vida… los pueblos se diferencian por la sonrisa… ¡Tantas ciudades con habitantes con rostros de animales tristes! – reflexiona Toro-. La persona que no es acariciada se deprime. Los estudios en apego lo demuestran. A veces preguntan ¿pero cómo voy a mejorar mi vida bailando con extraños? Sin embargo, es una oportunidad protegida de sanación. Es muy complicado aprender la esencia de la vida espontáneamente porque la cultura te da parámetros inhumanos: ganar plata, tener cuidado en el amor, tus proyectos tienen que ser chiquititos y, primero, tienes que ayudarte a ti mismo… no puedes tener proyectos basados en ser una ayuda para los demás. Así la vida camina y se hace cada día más mustia. Finalmente, es una existencia frustrada. El concepto de triunfo, de éxito, es totalmente falso. Y la respuesta natural es el estrés, la depresión, el desamor. Son enfermedades de la civilización”.

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